Autor: M.ª ROSARIO H. SÁNCHEZ MORALES
I. Aproximación conceptual.—En el año 1975 Edward O. Wilson, entomólogo norteamericano de la Universidad de Harvard, considerado el padre de la Sociobiología, publica su libro Sociobiología. La nueva síntesis (Edward. O. Wilson, 1975). Se propuso realizar una síntesis de los últimos avances y desarrollos en diferentes ámbitos de las Ciencias Naturales (etología, ecología, zoología, entomología, biología, biología poblacional y, especialmente, en genética), buscando crear una ciencia integradora, la Sociobiología, que diera cuenta del comportamiento social humano. De forma que la define «como el estudio sistemático de las bases biológicas de todo comportamiento social»(Wilson, Edward O., 1980, 4). Trata de ofrecer una explicación biológica de los fenómenos sociales, al tiempo que procura encontrar en los humanos el nexo que los mantiene unidos a la dinámica de lo social, existiendo, según Wilson, un continuo que «va desde las conductas de las colonias de termes y hermandades de pavos hasta el comportamiento social del hombre» (Wilson, Edward. O, 1980, 133). Plantea que la agresividad es una característica universal en la especie humana, que se encuentra determinada genéticamente. Los antecedentes de esta idea residen en la etología, entre cuyos máximos exponentes se encuentran Konrad Lorenz (Lorenz, Konrad, 1980), Desmond Morris (Morris Desmond, 1969), Tiger y Fox (Tiger, Lionel y Fox, Robin, 1971), Robert A. Hinde (Hinde, Robert A., 1977), Robert Audrey (Audrey, Robert, 1978).
1.1. La determinación genética del comportamiento social humano.—La Sociobiología combina la teoría evolucionista neodarwinista con la genética moderna, pero, a diferencia de Darwin, el gen y no el organismo es la unidad básica de la cadena evolutiva. Wilson y los sociobiólogos proponen analizar el comportamiento social basándose en los genes, en la pugna de los organismos, grupos y especies para alcanzar una capacidad genética inclusiva. Los genes, nos dicen, son egoístas (Dawkins, Richard, 2002) y logran sobrevivir, paradójicamente, a través del altruismo, que explican a partir de la presencia de un gen egoísta que haría que los humanos nos comportáramos buscando perpetuar nuestros genes. Con la pretensión de avanzar en este modelo teórico-conceptual, en enero de 2008, Wilson publicó un artículo sobre insectos en la revista Bioscience en el que sugiere que sólo concibiendo la evolución como un proceso que actúa sobre poblaciones completas, y no sobre organismos individuales, puede comprenderse la eurosocialidad (una idea que ya utilizó en el año 1975), entendida como el comportamiento altruista que muestran los insectos, que precede a la reproducción y cuya finalidad es cuidar a los más jóvenes de la colonia. Abre cuestiones sobre los aspectos evolutivos de los humanos que no se reproducen, al tiempo que corrige sus ideas primigenias y plantea que el altruismo y la eurosocialidad en estas especies surgió como consecuencia de un proceso adaptativo grupal, siendo necesario para que se diese este paso evolutivo la aparición de un sistema de genes, que hiciese que los integrantes del grupo se mantuvieran en el mismo.
Llega a la conclusión de que el hombre está determinado por naturaleza y el intento de cambiar la sociedad y de articular mecanismos correctores están abocados al fracaso. Nos hallamos ante un uso ideológico de la biología, entre cuyos antecedentes cabe destacar la frenología, los planteamientos eugenésicos de Francis Galton y a los neurólogos Paul Broca y Carl Wernicke.
1.2. La Consiliense o unidad del conocimiento.— Complementariamente, la Sociobiología representa la gran síntesis metodológica y explicativa, nexo entre las ciencias naturales y sociales. La consilience o unidad del conocimiento, históricamente más propia de las Ciencias Naturales, se ha extendido, según Wilson, a todas las Ciencias Naturales alcanzando las fronteras de las Ciencias Sociales y la Humanidades. La consilience se asienta sobre la hipótesis de que todo proceso mental tiene una base física y es consistente con las Ciencias Naturales. Como paso previo a la consilience total, estima que éstas ya han construido una red de explicación causal global, que justifica la confianza en el principio de unidad racional universal en todas las Ciencias Naturales. Además, las explicaciones naturales alcanzan los límites de la cultura, pero, hasta que no se establezcan terrenos comunes entre la naturaleza y la propia cultura, la búsqueda de la unidad de las ciencias se verá sacudida por continuas discusiones ideológicas. Considera que es en el límite entre la Biología y las Ciencias Sociales donde se situarán los avances más significativos sobre el estudio del comportamiento humano, del que tradicionalmente se han ocupado las Ciencias Sociales. Para el padre de la Sociobiología, la diversificación de la Antropología entre antropólogos biológicos y culturales dificulta la búsqueda común de una explicación consilience. La Sociología se aleja todavía más de las Ciencias Naturales que de la antropología pues, aunque emplea medidas exactas y análisis estadísticos, está influida por lo que Wilson considera actitudes biofóbicas de los sociólogos académicos. La delimitación de la Sociología, a partir de la fragmentación de la ciencia y las humanidades, justifica que hoy siga siendo baluarte el modelo de la ciencia social normalizada o tipo SSSM (Standard Social Science Model), doctrina soberana de la teoría social del siglo XX. El SSSM conceptualiza a la cultura como un fenómeno independiente y no reducible a elementos de la biología y la psicología, y producto del ambiente y de la historia. En el otro extremo, se sitúa la doctrina del determinismo genético. Dentro del terreno intermedio entre el modelo de ciencia normalizada y el determinismo genético, Wilson ubica la compatibilidad entre las Ciencias Sociales y las Ciencias Naturales. Sostiene que se ha producido una cierta convergencia, y que los analistas que den cuenta de los fenómenos históricos desde la causalidad, pasando por las ciencias del cerebro y la genética, habrán borrado las fronteras entre la Ciencias Sociales y las naturales, abarcando una amplia escala de tiempo y de espacio, y ganando en capacidad de predicción. Y, advierte, que es en la biología y en la psicología donde los científicos sociales encontrarán las premisas para una más ajustada predicción.
Wilson introduce en este modelo de explicación consilience a las artes. Supone que ni las artes ni la ciencia pueden estar completas sin cambiar sus puntos básicos. Su determinismo biológico le lleva a situarse entre quienes estiman que la innovación humana es un proceso básicamente biológico, que tiene que ver con los circuitos nerviosos y la liberación de neurotransmisores. La posible convergencia entre la ciencia y las artes significaría la desaparición de las barreras entre el mundo material de la ciencia y el ámbito de la expresividad y de las sensibilidades humanas. Adentrándose en terrenos controvertidos, afirma que los preceptos éticos y morales, e incluso la fe religiosa, son fundamentalmente productos físicos de nuestro cerebro.
II. Principales críticas a la sociobiología.— Las principales críticas a la Sociobiología se pueden sintetizar en los siguientes puntos:
— Es una falacia realizar estudios comparativos entre el comportamiento animal y humano, en función de datos provenientes de estudios antropológicos centrados en comunidades primitivas o en fósiles y ruinas humanas.
— No se dispone de datos suficientes con respecto al homo sapiens, que permitan elaborar una ciencia integral del comportamiento humano.
— La Sociobiología omite los resultados de estudios comparativos transculturales, que están en discordancia con sus conclusiones.
— La nueva síntesis sociobiológica describe la naturaleza humana como universal e inmutable, asemejada a los rasgos distintivos de las sociedades capitalistas tecnológicas avanzadas.
— La Sociobiología ofrece una explicación biológicamente reduccionista y determinista del ser humano, de tal forma que si el orden social es consecuencia inevitable del genotipo humano, nada podrá ser modificado.
— La Sociobiología puede devenir en una ideología, que convierte las desigualdades sociales en algo legitimado científicamente, que se apoya en la idea de que somos máquinas programadas por nuestros genes.
— La cultura no es un mecanismo de seguimiento del ambiente. Las sociedades humanas cambian, como consecuencia de la evolución cultural, y la cultura no puede ser planteada como un conjunto de comportamientos sociales que se explicarían exclusivamente en virtud de la evolución biológica.
— La noción de variabilidad cultural, que proponen los sociobiólogos, se adscribe a una concepción monosémica de lo humano.
— Los sociobiólogos ignoran el impacto diverso e, incluso antinómico, que una misma práctica social tiene en los variados grupos sociales.
— La Sociobiología concibe la xenofobia como una virtud política, y estima que una de sus principales tareas debería ser controlar las bases genéticas del comportamiento social humano.
— La consiliense nos introduce en un análisis restrictivo de la lógica científica y de su futuro.
III. Consideraciones finales.—La Sociobiología resulta un modelo interpretativo arriesgado, no porque carezca de interés científico, sino por el sesgo biológico del que participa, pues sobredimensionar la perspectiva biológica, el papel de los genes en la determinación del comportamiento humano y por ende en la construcción del mundo social, son en sí mismas interpretaciones restrictivas.
Trasladar esta lógica al ámbito general de la racionalidad científica puede entenderse como una alternativa, que echa por tierra los planteamientos epistemológicos relacionados con el progreso de la ciencia asentados en nuestra herencia cultural. Frente a aquellos que consideran que el conocimiento científico evoluciona como resultado de un proceso de acumulación del saber o porque sigue una lógica de superación de unos paradigmas científicos por otros (Karl Popper, Thomas S. Kuhn o Imre Lakatos), Wilson afirma que únicamente a través de la conexión de las ciencias con las humanidades, cuya clave de unificación está en la perspectiva de la consiliense, se podrá avanzar metodológica y conceptualmente en la comprensión global de lo que representamos y hacia dónde nos conducimos. Su interés, paradójicamente, no es quizá otro que elevar su pensamiento a una especie de paradigma científico irrefutable. El paradigma de la Sociobiología, el paradigma de la consiliense, que siguiendo la lógica kuhniana y el propio discurso de Wilson, irán captando a un número creciente de seguidores, pues «si acabamos renunciando a nuestra naturaleza genética frente al raciocinio ayudado por las máquinas, y si también renunciamos a nuestra ética y a nuestro arte y a nuestro significado mismo, a cambio de un hábito de divagaciones despreocupadas en el nombre del progreso, imaginándonos como dioses y absueltos de nuestra antigua herencia, nos convertimos en nada» (Wilson, Edward O., 1999, 436).
Véase: Darwinismo, Determinismo biológico, Filosofía de la Ciencia, Herencia biológica, Multidisciplinaridad e Interdisciplinaridad, Reduccionismo.
Bibliografía: ARDREY, Robert, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, Alianza, Madrid, 1978; DAWKINS, Richard, El gen egoísta, Salvat, Barcelona, 2002; HINDE, Robert A., Bases biológicas de la conducta social humana, Siglo XXI, México, 1977 (primera edición inglesa de 1974); LORENZ, Konrad, Sobre la agresión del pretendido mal, Siglo XXI, 1980 (primera edición en alemán en 1963); MORRIS, Desmond, El mono desnudo. Un estudio del animal humano, Plaza y Janés, Barcelona, 1969 (primera edición en inglés en 1967); TIGER, Lionel y FOX, Robin, The imperial animal. Holt Rinehart and Winston, New YORK, 1971; WILSON, Edward O., Sociobiología. La nueva síntesis, Omega, Barcelona, 1980 (primera edición en inglés en 1975); WILSON, Edward O, Consilience. La unidad del conocimiento, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 1999.
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