Autor: JUAN MASIÁ CLAVEL
Ya antes de surgir la Bioética como reacción interdisciplinar ante los retos de la Biomedicina tenían relevancia en el ámbito de la investigación y terapia médicas las perspectivas antropológicas. Tras cuatro décadas de Bioética, se ha puesto de manifiesto con mayor urgencia la necesidad de repensar la Antropología médica en el contexto de la interacción entre la aportación de las Antropologías a la metodología de la Bioética y la aportación de ésta a las reflexiones sobre la humanización del ser humano. Por una parte, divergencias en el tratamiento ético de problemas de la vida remiten a diferencias en presupuestos antropológicos. Por otra, nuevos cuestionamientos surgidos desde la Bioética obligan a replantearse los enfoques con que las filosofías de lo humano exploran las preguntas últimas sobre las características de la especie humana. Definida la Bioética como ética de la gestión responsable de la vida humana en el marco de los rápidos avances biomédicos, hay que replantear los límites de lo terapéutico o las fronteras entre terapia e investigación.
El triple campo de las Antropologías: bio-psicológicas, socio-culturales y filosóficas ofrece aportaciones relevantes para la Bioética, a la vez que la cuestiona. Ante todo, biogénesis, antropogénesis y embriogénesis han de tenerse en cuenta al debatir las cuestiones éticas del comienzo de la vida. También el modo de confrontar cada cultura los fenómenos de la salud, el dolor, enfermedad y la muerte, incide en las decisiones éticas en torno al fin de la vida. Además, merece especial atencion un tercer campo de estudios sobre el ser humano: las Antropologías filosóficas (AF). Ciencias de la vida y de la cultura dan que pensar a la Filosofía. Los avances de ciencias y tecnologías plantean preguntas cuya respuesta sobrepasa el dominio de los respectivos saberes y suscita la reflexión filosófica. La AF piensa (logos) sobre el ser humano (anthropos), en diálogo con las ciencias y desde la implicación personal del propio ser humano que, además de venir de una biogénesis, filogénesis y embriogénesis, tiene sus raíces en una biografía. La especie humana es un animal biocultural: en su estudio son inseparables herencia y circunstancia, naturaleza (nature) y crianza (nurture).
El ser humano, animal especialmente vulnerable, nace como miembro de la especie homo sapiens, pero tarda toda una vida en humanizarse, conllevando el riesgo de deshumanizarse. Especie frágil, en el reverso de su excelencia cerebral tiene inserta una deficiencia radical: la capacidad racional para justificar lo injustificable, generadora de posibilidades de autodestrucción y destrucción mutua e incluso aniquilación de la vida del planeta y de las generaciones futuras. Para este animal vulnerable, es indispensable la ética: cómo elegir y qué hacer con lo que la biocultura ha hecho de cada vida humana.
P. Laín Entralgo y D. Gracia, por su manera de incorporar en las premisas de la fundamentación Bioética y en el acompañamiento de los procesos deliberativos la vertebradura antropológica de la filosofía de Zubiri, ejemplifican emblemáticamente esta mutua interacción de Antropología y Bioética. Como ha puesto de relieve D.Gracia, ni el énfasis en el racionalismo realista de la antigüedad, ni el objetivismo de la modernidad, hacen justicia a la realidad de la vida. Por eso, narratividad y hermenéutica son nuevos paradigmas de la razón filosófica que pregunta por el ser y de la ética que pregunta por el deber. Se necesita una ética de la responsabilidad, con presupuesto antropológico: la especie humana, animal de realidades y responsabilidades, ha de cargar con la realidad y hacerse responsable de no destruirla. El ser humano, privilegiado y amenazado por lo ambivalente de su poder, domina más el mundo gracias a la tecnociencia, pero se pregunta cómo humanizarlo y humanizarse.
La AF, agudizada desde la Bioética, obliga a su vez a interrogarse sobre las bases mismas de ésta: ¿Benefician, sin más, a la humanidad todos los resultados de Biomedicina o bioindustria? ¿Humanizan o deshumanizan? ¿Debemos hacer éticamente cuanto podemos hacer técnicamente? Ya antes de los retos tecnológicos de las últimas décadas se planteaban estas preguntas. Hoy, con mayor razón, se hacen urgentes ante el aumento de posibilidades tecnocientíficas, limitaciones humanas y responsabilidades éticas.
Cuando se debate sobre el comienzo y fin de la vida humana, preocupan los umbrales en que no es posible tratar puntualmente como momentos los procesos. La AF, más allá y más acá de las discusiones sobre tecnologías del manejo de los procesos de nacer y morir, pone de relive las cuestiones sobre el sentido de la vida y la escala de valores de la persona paciente para enmarcar las decisiones. En cada dilema ético acerca de una determinada intervención en los procesos de nacer, enfermar o morir, las preguntas no deben reducirse a las intervenciones a mano para cada patología, sino constatar la situación humana y las consecuncias personales con que se ve confrontada la decisión.
La AF ayuda a deshacer malentendidos en Bioética al moderar debates en que se entrecruzan los discursos biológicos y culturales, jurídicos y éticos, tecnológicos y humanistas. La AF refuerza los enfoques personalistas en la relación médicopaciente; en la incorporación del discurso de la Antropología cultural a la Bioética; y en los debates ético.jurídico sobre principios. No basta situar la Bioética en la interaccuión fronteriza de ciencias, tecnologías y humanidades. Es también una encrucijada de relaciones personales. La relación terapéutica es una situación que provoca la transformación mutua de ambos participantes. También cuestiona la AF las insuficiencias de debate fundamental y fundamentador en Bioética. Por ejemplo, se ha debatido mucho sobre cómo y en qué condiciones hacer trasplantes de órganos; pero no se han cuestionado suficientemente los presupuestos antropológicos: el rechazo cultural a la donación del cadáver o, en el extremo opuesto, la mentalidad de «piezas de repuesto».
Hay que seguir preguntándose hasta dónde, cómo, con qué límites o bajo qué condiciones se puede manipular la humanidad interviniendo tecnológicamente en su vida. No podemos partir de una idea de naturaleza humana abstracta como en el siglo XVIII, pero hoy, que la podemos modifi car más, hemos de interrogarnos sobre la finalidad de hacerlo. En el caso de la problemática ecológica se hace igualmente patente la necesidadd de una ética de la tecnociencia que replantea, como señalan Jonas o Ricoeur, las nuevas fragilidades y responsabilidasdes con que nos confrotan las nuevas posibilidades tecnológicas.
Al extenderse la Medicina más allá de los límites naturales de la vida, aparecen nuevos problemas sobre su papel terapéutico y sobre un sentido de la vida en el que encuadrar el de la salud. Para afrontarlos, hay que distanciarse de la excesiva medicalización de la existencia. Aquí la AF tienen prioridad sobre los debates éticos, cuestionando los límites de las intervenciones para modificar la identidad de la persona; relativizando el valor de la vida humana (supremo, pero no absoluto); dando visión de conjunto; o poniendo vida y salud al servicio de otros valores.
La tecnociencia cambia la vida cotidiana. Con la técnica cambia el estilo de vida y de comunicación, los modos de comprender, fabricar, usar, intercambiar compartir o contemplar. Cada nuevo logro biomédico plantea cuestiones éticas a las que subyacen cuestiones antropológicas. Al aumentar estos logros aumentan las preguntas sobre cómo usarlos y qué valores están implicados. Las nuevas tecnologías, además de nuevos datos, aportan una nueva manera de mirarlos. Las preguntas médicas sobre posibilidades de curación y las preguntas éticas sobre la conveniencia de unos u otros tratamientos no pueden separarse de las preguntas antropológicas: ¿Qué sentido puede descubrirse o darse a un sufrimiento humano? Al avanzar la Biotecnología y Biomedicina, la humanidad pasa de una aceptación pasiva de la realidad natural a conceder un papel mayor a la intervención humana, lo que aumenta las opciones morales.
Las interrogaciones humanas fundamentales subyacen a los debates bioéticos: ¿Qué es la salud y la enfermedad? ¿Cuál es el valor de la vida y el sentido de la muerte? ¿Cuál es la manera humana de nacer, crecer, vivir, enfermar y morir? ¿Se recibirá la nueva criatura como un don o como un producto? ¿Cómo usar la tecología al servicion de la humanidad? ¿Cómo evitar que la especie humana se autodestruya? ¿Qué tratamiento médico es el que respeta la dignidad de la persona? ¿Qué significa para la persona el dolor, la sexualidad, la edad o la relación con la naturaleza? Al estudiar el ser humano se da un doble conflicto: de las ciencias entre sí y de éstas con la Filosofía.
En el discernimiento de esas tensiones ayuda la mediación de la AF. Esta preocupación de la AF estaba presente en los comienzos de la Bioética, nacida con vocación de puente, como decía Potter, entre ciencias y valores humanos. Hoy se hace más urgente retornar a ese planteamiento originario.
Véase: Cuerpo humano, Dignidad humana, Especie humana, Genoma humano, Muerte, Persona, Ser humano.
Bibliografía: ALONSO BEDATE, C., El estatuto ético del embrión humano: una reflexión ante propuestas alternativas, en MAYOR ZARAGOZA, F. / ALONSO BEDATE, C. (coords.), Gen-Ética, Ariel, Barcelona, 2003; CAÑÓN, C., ABEL, F., (eds.), La mediación de la Filosofía en la construcción de la Bioética, U.P. Comillas, Madrid, 1993; DOMINGO MORATALLA, T., ¿Cómo pensar al ser humano?, en: FEYTO, L. (ed.), Nuevas perspectivas científicas y filosóficas sobre el ser humano, U.P. Comillas, Madrid, 2007; GRACIA, D., Éticas narrativas y hermenéutica, en Íd., Como arqueros al blanco. Estudios de Bioética, Triacastela, Madrid, 2004; HOTTOIS, G., El paradigma bioético. Una ética para la tecnociencia, Anthropos, Barcelona, 1991; LAÍN ENTRALGO, P., Antropología médica, Salvat, Barcelona, 1984; Cuerpo y alma, Espasa Calpe, Madrid, 1993; LORITE MENA, J., Para comprender la filosofía del hombre o el ser inacabado, Verbo Divino, Estella, 1992; MASIÁ CLAVEL, J., El animal vulnerable. Invitación a la filosofía de lo humano, U.P. Comillas, Madrid, 1997; Bioética y Antropología, U.P. Comillas, Madrid, 2006 (2ed).
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