ENCICLOPEDIA de BIODERECHO y BIOÉTICA

Carlos María Romeo Casabona (Director)

Cátedra de Derecho y Genoma Humano

difusión de la ciencia

Autor: MIGUEL MORENO MUÑOZ

I. Definición y alcance.—En las sociedades avanzadas es indiscutible y creciente el protagonismo de la ciencia y de la tecnología en todos los dominios de actividad imaginables. La labor de popularización de la ciencia desarrollada en muchos países a lo largo de los siglos XIX y XX resulta insuficiente hoy para unos destinatarios mejor informados y alfabetizados en general, democráticamente adultos y más conscientes de los beneficios que la investigación científica ha puesto a su alcance. El esfuerzo divulgador que realizan muchos académicos e investigadores, sumado a la labor informativa sobre ciencia y tecnología que desarrollan los medios de comunicación, contribuyen de manera importante a la alfabetización científica de la ciudadanía. Pero el alcance de la divulgación científica ha de entenderse hoy como parte de un proyecto ambicioso de cooperación social, orientado a promover un acceso generalizado a los beneficios del conocimiento y de la cultura, y no sólo como una actividad profesional más o menos especializada.
La divulgación científica es una actividad interdisciplinar compleja, orientada a promover, en todos los segmentos sociales y con los mejores medios disponibles, una alfabetización científica continua y de calidad, como sustrato necesario para consolidar una cultura ciudadana sobre los desarrollos de la ciencia y la tecnología que permita a la mayoría social comprender cabalmente su potencial e involucrarse de manera activa, responsable e informada en los debates sobre sus implicaciones. Frente a otras actividades de difusión y comunicación social de la ciencia, con las que inevitablemente se solapa en muchos objetivos y procedimientos, la divulgación científica puede delimitarse destacando algunos aspectos básicos:
1.1. Interdisciplinariedad.—Se trata de una actividad interdisciplinar porque la divulgación científica de calidad sobre cualquier dominio científico- tecnológico y para todos sus destinatarios potenciales no es una tarea al alcance de individuos aislados, sean investigadores, académicos o profesionales de la comunicación. En cualquiera de estos ámbitos podemos encontrar excelentes divulgadores con una formación multidisciplinar amplia; pero difícilmente su capacitación podría abarcar hoy todos los conocimientos teóricos y prácticos requeridos para desarrollar a título individual una estrategia de divulgación científica mínimamente eficaz, continuada y solvente en cualquier medio especializado. Poco ayudan las trayectorias de formación férreamente unidisciplinares en los planes de estudio vigentes, el escaso reconocimiento de la labor divulgadora en los currículos académicos y el alejamiento o desconfianza que aún persiste entre investigadores y profesionales de la comunicación.
1.2. Institucionalización.—El dinamismo con que se suceden desarrollos científicos y aplicaciones tecnológicas con potencial para remodelar dominios importantes de la actividad humana demanda iniciativas y estrategias de divulgación científica sólidamente institucionalizadas. La necesidad de institucionalización viene reforzada por los muchos factores que dificultan la alfabetización y consolidación de una cultura científica amplia entre los ciudadanos de todos los países, sea cual sea su nivel de desarrollo. Los estudios de percepción pública de la ciencia detectan una combinación poco afortunada de carencias educativas, motivaciones e intereses reales cuyo efecto amplifican las opciones y preferencias estratégicas sobre contenidos en los medios de mayor alcance. Si exceptuamos algunos organismos estatales o regionales, museos, fundaciones e instituciones educativas sin ánimo de lucro, son muy pocos los agentes sociales que de manera expresa incluyen la alfabetización científica o la promoción cultural de temas afines (ambientales, tecnológicos, sanitarios, etc.) entre sus fines prioritarios. Y son menos aún aquellos que están en condiciones de desarrollar semejante labor con eficacia, profesionalidad y garantías de continuidad.
1.3. Profesionalización.—La elección de medios, soportes, géneros y encuadres condiciona significativamente la eficacia y alcance de cualquier estrategia de divulgación científica. Se trata de una labor cada vez más compleja, dado el creciente potencial de los medios audiovisuales y de las redes digitales para promover el acceso generalizado al conocimiento. Sus requerimientos técnicos han determinado múltiples niveles de especialización en la industria de la comunicación, con curvas de aprendizaje muy amplias para quienes ya desarrollan su actividad en el ámbito académico o investigador. Los programas de capacitación para mejorar las habilidades comunicativas de científicos y tecnólogos que han de comentar puntualmente algunos resultados de su trabajo en los medios no pueden considerarse, en sentido estricto, iniciativas suficientes para implicarles activamente en esfuerzos de divulgación científica, o al menos no con unas garantías de eficacia, profundidad y continuidad ajustadas al peso de la ciencia y de sus aplicaciones en las sociedades avanzadas. Las carencias de cultura y alfabetización científica que los estudios de percepción pública ponen de manifiesto hasta en las sociedades con mayor tradición divulgadora, donde el apoyo a la ciencia goza de amplios consensos, sugieren que una divulgación científica de calidad será, cada vez más, una competencia creciente de profesionales sólidamente capacitados para esa labor específica, integrados en unidades o equipos interdisciplinares y con los medios técnicos necesarios para hacer llegar su mensaje, por cauces y formatos diversos, a públicos muy heterogéneos.
1.4. «Divulgar» vs. «popularizar».—El principal objetivo de la divulgación científica no consiste en popularizar la ciencia para que las capas sociales menos alfabetizadas puedan comprender sus principales desarrollos y adopten actitudes ampliamente favorables hacia sus aplicaciones. Algunos debates recientes sobre las biotecnologías agroalimentarias y ciertas aplicaciones de la Biomedicina con notable visibilidad en los medios han tenido como efecto, –constatado por diversos instrumentos de sondeo– una percepción pública abiertamente hostil hacia aplicaciones respecto de las que una mayoría de ciudadanos siguen desconfiando, pese al empeño de la industria u otros agentes por promoverlas e informar abundantemente acerca de sus beneficios potenciales. Esta desconfianza no surge simplemente de una carencia de información, como sugerían las interpretaciones basadas en el modelo del «déficit cognitivo», sino de una percepción de riesgos en ocasiones muy elaborada, que integra elementos científicos, culturales y simbólicos muy complejos. Estos pueden combinarse con experiencias previas negativas sobre la credibilidad de determinados agentes (la industria, en particular) y la fragilidad de los mecanismos de control social de tecnologías, supervisión y rendición de cuentas en caso de accidentes.
Por tanto, el principal objetivo de la divulgación científica consiste en incorporar la información sobre los desarrollos de la ciencia y la tecnología al bagaje cultural que necesitan los ciudadanos de las democracias avanzadas para comprender cabalmente su potencial, madurar sus propias opiniones e implicarse de manera activa, responsable e informada en el debate social sobre sus implicaciones. Debería ser la información cualificada aportada por todos los agentes en el curso de los debates y la credibilidad ganada por aquellos capaces de generar mayor confianza lo que condicione, en última instancia, las actitudes prevalentes de apoyo o rechazo social a una línea de investigación y sus aplicaciones. El rechazo a financiar ciertas líneas de investigación quizás sea menor entre un público bien informado y con una cultura más amplia sobre el dominio de conocimiento que las origina. Pero ni siquiera las mejores estrategias de divulgación científica pueden garantizar la aceptación social de determinadas tecnologías, aunque ciertamente contribuyan a promoverla en muchos casos (Besley y Shanahan, 2005).
1.5. Alfabetización científica y cultura democrática.— Las iniciativas de divulgación científica han de contemplarse en un horizonte de derechos sociales y capacitación para el ejercicio de libertades cívicas. La alfabetización científica es un factor que contribuye a reducir la vulnerabilidad de la ciudadanía ante sus instituciones e incrementa las oportunidades de participar en los beneficios del progreso científico. Contribuye también a fortalecer las redes de cooperación social y a ampliar el número de agentes concernidos en el diseño de políticas públicas responsables sobre energía, ambiente o salud, entre otras. La democratización en la producción y acceso a los beneficios del conocimiento científico y sus desarrollos tecnológicos es un proceso relativamente reciente del que gran parte de la humanidad sigue estando excluida, a pesar de los muchos avances tecnológicos, sociales y políticos registrados durante las últimas décadas.
Todos los agentes concernidos en la divulgación y comunicación social de la ciencia comparten una responsabilidad común por adoptar criterios estratégicos compatibles con las demandas de una ciudadanía cada vez mejor informada, más crítica, más autónoma y con mayor iniciativa para contrastar fuentes o buscar y filtrar contenidos específicos (Brossard y Shanahan, 2003). Quienes aspiran a formar parte de una ciudadanía democrática con pleno potencial para la cooperación y la transformación social necesitan bastante más que haber oído hablar de tópicos como la investigación con células troncales, la biotecnología agroalimentaria, internet, el cambio climático o las nanotecnologías. La alfabetización científica es un componente ineludible en la consolidación de una mayoría ciudadana crítica, responsable y bien informada sobre los riesgos de la ciencia y la tecnología, pero a la vez consciente de sus beneficios potenciales y decidida a reducir su vulnerabilidad ante los problemas ambientales, sanitarios, económicos o sociales que más les conciernen.
1.6. «Divulgación científica» y «comunicación social» de la ciencia.—Los medios de comunicación social realizan una labor importante en la difusión de resultados de la actividad científica y aportan buena parte del bagaje científico con que se manejan la mayoría de los ciudadanos, una vez terminada su etapa de formación escolar. Pero la oferta de contenidos y espacios sobre ciencia y tecnología en los medios generalistas dista mucho de satisfacer las demandas entre sus posibles destinatarios y parece claramente descompensada en relación con el peso concedido a los acontecimientos deportivos y políticos o al entretenimiento. Las estrategias retóricas utilizadas por las revistas científicas especializadas en sus notas de prensa, influidas por criterios muy sesgados de noticiabilidad, se trasladan – a menudo amplificadas– a los titulares y cuerpos de las noticias que finalmente aparecen en la prensa generalista. Esta dinámica no contribuye precisamente a consolidar puntos de vista equilibrados, bien informados y racionales en la opinión pública (Nisbet et al., 2002).
Por tanto, sería una ingenuidad esperar que la oferta de contenidos suministrados por los medios de masas tradicionales pueda responder, espontáneamente, a objetivos socialmente ambiciosos de educación y alfabetización científica. Aunque pueden desempeñar una labor importante en esa dirección, la mayoría tiene como referencia prioritaria los intereses comerciales del grupo empresarial al que pertenecen.
Por otra parte, las condiciones que posibilitan un seguimiento atento y reflexivo de la actualidad científica son difíciles de conseguir con los encuadres y géneros más usuales en los medios generalistas, puesto que presuponen un destinatario genérico de muy escasa formación. La comprensión y asimilación de contenidos científicos de cierta complejidad, incluyendo nociones claras sobre algunas de sus implicaciones sociales, requiere un acceso gradual y personalizado, según los intereses y conocimientos previos de cada individuo. Difícilmente sería la consecuencia espontánea de procesos de educación informal, cada vez más importantes en las sociedades avanzadas pero sin objetivos concretos de aprendizaje o educación asumidos por todos los agentes implicados. El escenario mediático contemporáneo resulta demasiado heterogéneo para sustentar análisis centrados en rasgos generales. No obstante, en los medios tradicionales parecen consolidarse ciertas tendencias ligadas a la cultura de masas que quizás puedan explicar algunas distorsiones sugeridas por los estudios de percepción pública de la ciencia, en particular la simplificación extrema de los mensajes, la inmediatez y fugacidad de contenidos y el imperativo de entretener a toda costa. Si bien algunos medios generalistas con secciones especializadas en ciencia y tecnología optan por enfoques neutrales en las interpretaciones de resultados y aplicaciones científicas, otros muchos se exceden en el recurso a la retórica emocional y a la espectacularización. Tienden a destacar los aspectos más negativos, polémicos o sorprendentes, y alimentan así las distorsiones, el desequilibrio y la irracionalidad de muchos elementos que configuran la percepción pública. Semejante contexto ahuyenta estilos de periodismo crítico y reflexivo, capaces de proporcionar análisis en profundidad de problemas científicos o sociales para ciudadanos con responsabilidad cívica, no simplemente clientes ociosos o meros consumidores de titulares y comunicados de agencia prefabricados. Estas limitaciones de los medios tradicionales para la comunicación social de la ciencia deben tenerse muy en cuenta antes de diseñar cualquier estrategia de divulgación científica mínimamente ambiciosa (Wolvaardt, 2007).

II. Desafíos para la divulgación científica. 2.1. Importancia de la educación informal continua.— La educación formal proporciona en todas sus etapas elementos importantes, aunque cada vez menos y de manera muy parcial, para configurar la cultura científica general de los ciudadanos. En la práctica, son los medios y otros muchos agentes directa o indirectamente implicados en procesos de educación informal (museos, fundaciones, bibliotecas, ayuntamientos, etc.) quienes aportan la información que necesitan para actualizar sus aprendizajes, seguir el curso de la investigación científica y conocer en profundidad los desafíos planteados por el desarrollo y aplicación de tecnologías. Por tanto, la divulgación científica incluye aspectos explicativos e informativos muy similares a los que pueden desarrollarse en el sistema educativo, pero realizados fuera de él y con carácter complementario a otros procesos de formación reglada.
Los criterios de excelencia y calidad en esta labor resultan cruciales para que gran parte de los resultados y debates académicos tengan la oportunidad de llegar a toda la sociedad en plazos razonables y con formatos adaptados a públicos muy heterogéneos. Facilitar el acceso a múltiples fuentes de información y a contenidos de calidad, diseñados con medios o formatos adecuados para públicos con diversos niveles de alfabetización científica y posibilidades de aprendizaje, constituye una labor social necesaria y urgente en sociedades donde la ciencia y la tecnología constituyen el núcleo de su dinamismo.
Los déficits de alfabetización científica dificultan la comprensión de las expectativas e intereses colectivos, reducen significativamente las posibilidades de involucrarse en la resolución de problemas comunitarios y estrechan el horizonte de elementos que nutren una visión culturalmente enriquecida del mundo. Resulta oportuno reivindicar hoy los conocimientos sobre ciencia y tecnología como forma de cultura tras un periodo –demasiado largo– que consagró en los sistemas de educación superior la separación entre carreras de ciencias y de letras y la exclusión del saber científico del dominio de las humanidades, como si la alfabetización científica fuese un obstáculo para profundizar y conocer otras manifestaciones del pensamiento humano.
2.2. Divulgación, transparencia y participación pública.—Los estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad han puesto de manifiesto el papel central que desempeña la investigación científico- técnica en las sociedades avanzadas y la importancia de que los ciudadanos conozcan y participen en las políticas públicas destinadas a su implantación. Para ello se requieren mecanismos de transparencia y control social capaces de generar confianza y aceptación entre una ciudadanía bien informada, consciente de los beneficios económicos y sociales derivados de la investigación y dispuesta a involucrarse en los debates sobre riesgos, costes y beneficios potenciales. En este sentido resulta imprescindible una labor colectiva de divulgación científica continua, equilibrada y de calidad, de mayor alcance que las noticias o comentarios de resultados y desarrollos particulares.
Las decisiones políticas en materia de ciencia y tecnología se toman en instituciones y contextos cuyos agentes responden a intereses y objetivos bien definidos. La divulgación y comunicación social de la ciencia contribuye a democratizar sus resultados y a familiarizar a la opinión pública con problemas y debates de interés general. Las redes sociales de instituciones y agentes implicados activamente en la divulgación científica de calidad son el mejor antídoto contra las distorsiones, sesgos ideológicos e irracionalidades que a menudo salpican las piezas informativas sobre ciencia y tecnología en los medios de masas, donde los criterios de noticiabilidad tienden a prevalecer sobre los de veracidad, responsabilidad y equilibrio informativo.
El desarrollo científico-tecnológico suministra continuamente innovaciones que pueden resultar esenciales para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y transformar sus estructuras sociales, económicas, políticas y morales predominantes. De ahí que un objetivo presente en casi todos los programas estatales sobre «Ciencia y Sociedad» de la última década haya sido acercar la política científica a los ciudadanos y robustecer sus mecanismos de participación en los debates planteados por los avances científicos, además de mejorar la alfabetización y cultura científica general. Los esfuerzos orientados a la divulgación científica no pueden limitarse a informar, educar o hacer inteligibles aspectos básicos del progreso científico; deben incluir también estrategias para fomentar la participación ciudadana en los debates sobre riesgos y conflictos de valores ligados a la implantación de tecnologías. Conseguir que los ciudadanos se sientan involucrados en el diseño y control de políticas responsables sobre ciencia y tecnología es un objetivo irrenunciable en toda empresa de divulgación científica, y no simplemente un medio para generar confianza y respaldo social. Sin embargo, este no suele ser el objetivo principal de los medios con mayor potencial para configurar las representaciones y percepciones del gran público sobre el desarrollo científico- técnico, limitados por lo general a suministrar piezas informativas breves y muy heterogéneas sobre resultados concretos. Sería el tipo de labor propia de redes de agentes especializados en una divulgación científica de calidad.
2.3. Eurobarómetros y otros estudios de percepción pública.—Numerosas líneas de investigación y tecnologías han sido abandonadas o seriamente obstaculizadas debido a una percepción pública negativa o ambivalente, pese a su interés científico o potencial para producir beneficios sociales y económicos. En este resultado parecen haber jugado un papel decisivo ciertos aspectos del proceso de comunicación social desarrollado, en particular los cauces, fuentes, encuadres, formatos y agentes implicados. Algunos eurobarómetros aparecidos desde 1991 hasta 2006 (35.1, 39.1, 46.1, 52.1, 58.0 y 64.3, más el especial núm. 224 de 2005) junto a otros estudios en España como los de la FECYT (2002, 2004 y 2006), la Fundación BBVA (2003, 2008), el CIS (est. núm. 2412, 2001) y otras instituciones han aportado abundante información sobre las actitudes y percepción pública de la ciencia y la tecnología entre los ciudadanos europeos, útiles para indagar la calidad y alcance del proceso de divulgación científica subyacente (con especial detalle a propósito de las biotecnologías). Las deficiencias detectadas podrían ayudar a redefinir los objetivos del esfuerzo de divulgación científica que los agentes sociales concernidos pretenden desarrollar e identificar los medios y formatos más apropiados para alcanzar resultados aceptables.
Las dificultades de comprensión están directamente asociadas con el desinterés por la ciencia y la tecnología, aunque en general los ciudadanos consideran menor su nivel de información que su interés y comparten una visión general positiva del desarrollo científico-técnico y sus beneficios sociales. A propósito de los debates sobre implicaciones éticas de algunas tecnologías, una gran parte de los ciudadanos delegaría en los expertos el debate sobre sus aspectos técnicos pero se consideran competentes para opinar sobre los conflictos morales suscitados. Una presentación negativa de ciertos desarrollos en los medios, como ocurrió durante 1999 a propósito de la clonación, puede condicionar negativamente la percepción de utilidad y riesgo en dominios de investigación muy diferentes. Paradójicamente, aumenta el número de personas que consideran que no es importante saber mucho de ciencia y tecnología en la vida cotidiana pero desean que los científicos e investigadores se impliquen mucho más activamente en los esfuerzos divulgadores y decisiones estratégicas.
Por lo demás, persiste una falta de transparencia en relación con los problemas científico-técnicos que condicionan el nivel de información, el grado de implicación y la percepción que los ciudadanos tienen de ellos. Las redes de agentes implicados en la divulgación científica tienen un largo camino por delante para reducir la distancia entre ciencia y sociedad a mínimos compatibles con una percepción más rica que la centrada en el escepticismo y la preocupación. Una excelente iniciativa en esta dirección ha sido la de exigir contractualmente, a todo proyecto de investigación financiado por el VII Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico (2007-2013) de la Unión Europea, la inclusión de una estrategia de comunicación en su memoria de actividades para fomentar la divulgación de resultados a la opinión pública. La idea subyacente es pasar del modelo «ciencia y sociedad» a otro de «ciencia en la sociedad», sustentado en redes de investigación cooperativa que ponen un gran énfasis en la divulgación y en la relación de sus resultados con problemas sociales relevantes.

III. Desafíos y perspectivas. 3.1. Difusión de la ciencia en la era de internet.—Frente a un declive constatado en el poder de los medios generalistas tradicionales por diversas razones, internet emerge como canal privilegiado de acceso a la información que crece de manera significativa y constante, con capacidad para restar audiencia a la televisión y ganar impacto en los procesos informales de alfabetización científica. Sus características técnicas le hacen un medio idóneo para la divulgación científica porque permite, como ningún otro, la convergencia de soportes y formatos.
Internet aporta un potencial sin precedentes para la divulgación escrita (revistas, diarios, libros, enciclopedias en línea), la divulgación oral (cursos, conferencias y programas radiofónicos emitidos en directo o a través de podcasts), la divulgación gráfica (viñetas, dibujos, esquemas, infografías estáticas, fotografía científica) y la simulación o animación científica (recorridos virtuales interactivos de exposiciones y museos científicos). El cine y los reportajes o documentales científicos, junto con las infografías dinámicas y otros recursos multimedia, se han consolidado como herramientas de referencia para la divulgación científica en todos sus aspectos, incluyendo la configuración de actitudes hacia la ciencia y la tecnología. Muchos de estos contenidos y recursos han tenido una difusión sin precedentes a través de las redes sociales y los sistemas de intercambio de archivos peer to peer.
Internet proporciona también acceso a herramientas de búsqueda muy potentes y a contenidos interactivos ajustados a las necesidades de usuarios muy diversos. Permite contrastar múltiples fuentes sobre un mismo tema, reduce la dependencia de los grandes grupos mediáticos y permite rastrear la evolución de contenidos que en otros medios convencionales resultan efímeros o están sujetos a ciclos de oportunidad informativa.
La blogosfera y otros recursos participativos de la web 2.0 (wiki, redes sociales o networking – Facebook, Tuenti, Flickr–, folksonomías o clasificaciones populares de cualquier tipo de contenidos –Delicious, Technorati–, podcasts, periodismo participativo, etc.) promueven procesos inclusivos y generan usuarios activos, directamente implicados en una dinámica de construcción social del conocimiento que trasciende los objetivos del programa de divulgación científica más ambicioso imaginable. Estas características (potencial inclusivo, participación activa, diversidad de fuentes, accesibilidad de las aplicaciones para fomentar la cooperación social) resultan más compatibles con los procesos formativos, complejidad de análisis y apreciación de detalles que requiere la comprensión cabal de muchas noticias sobre ciencia y tecnología. En conjunto favorecen escenarios más proclives a la formación de opiniones equilibradas y matizadas sobre aspectos complejos o polémicos, no siempre bien tratados en la prensa generalista (Minol et al., 2007).
Los estudios de prospectiva tecnológica sugieren nuevas revoluciones asociadas a la web 3.0, mediante la incorporación de elementos de inteligencia artificial a las funcionalidades de la internet actual. Su evolución hacia la web semántica puede aportar herramientas de contextualización, procesamiento del lenguaje natural y depuración de la información capaces de emular procesos de aprendizaje humano muy complejos en sistemas de acceso universal, con una integración sin precedentes de aplicaciones informáticas, internet móvil, tecnologías de uso abierto, software de trabajo en red y bases de datos. Este horizonte tecnológico puede revolucionar el alcance de la divulgación científica.
3.2. Publicaciones electrónicas y repositorios digitales «open access».—Internet aporta una capacidad sin límites para la acumulación y difusión del conocimiento. Los blogs especializados en ciencia y tecnología, junto a enciclopedias en línea como la Wikipedia, han consolidado un nuevo escenario para la divulgación científica centrado en la libre difusión de opiniones y el acceso sin restricciones al conocimiento. Estos aspectos técnicos adquieren también relevancia ética porque el retraso en adoptar tecnologías y medios que favorecen el acceso a contenidos, la descentralización, la disponibilidad permanente, el contraste de fuentes y la reducción de costes obstaculiza la cooperación social en la difusión del conocimiento. Reduce las posibilidades de alfabetización científica para muchos ciudadanos y con ello sus oportunidades de participar libremente en la vida cultural de sus comunidades y de beneficiarse del progreso científico- técnico.
La eficacia de las herramientas de búsqueda y la posibilidad de acceso universal e inmediato a los contenidos explican el auge de las publicaciones científicas en soporte electrónico, con tendencia a reforzar los contenidos de libre acceso siguiendo el modelo open access de la Public Library of Science (PLoS). Se abre así la posibilidad de que cualquier noticia sobre ciencia y tecnología incluya enlaces a los artículos originales que respaldan su contenido y se mejora la calidad y fiabilidad de la información que los ciudadanos tienen a su alcance. De entrada, cualquiera podría comprobar si el contenido retórico o la relevancia dada a la noticia en diversos medios se corresponde con la calidad y alcance de los resultados originales.
Todos los agentes interesados en la divulgación científica pueden convertirse en emisores con una audiencia de alcance planetario, limitada sólo por el idioma y la disponibilidad de infraestructura de acceso. Los propios investigadores tienen a su alcance herramientas idóneas para contribuir a mejorar la alfabetización científica de sus conciudadanos. La elección de los medios apropiados condicionará la eficacia de una labor decisiva para generar capacidad de innovación y excelencia científica, pero que debe contar con el apoyo de una ciudadanía crítica y bien informada. Esta empresa colectiva constituye la mejor garantía contra la vulnerabilidad radical asociada al dogmatismo, la ignorancia y la superstición.

Véase: Biotecnología, Célula troncal, Interdisciplinariedad, Multidisciplinariedad e interdisciplinariedad, Medios de comunicación y ciencia, Nanotecnología, Percepción social de la ciencia, Políticas de investigación en salud, Tecnociencia, Unión Europea.

Bibliografía: BESLEY, John C. / SHANAHAN, James, «Media Attention and Exposure in Relation to Support for Agricultural Biotechnology», Science Communication, Vol. 26 (4), 2005, págs. 347-367; BROSSARD, Dominique / SHANAHAN, James, «Do Citizens Want to Have Their Say? Media, Agricultural Biotechnology, and Authoritarian Views of Democratic Processes in Science», Mass Communication and Society, Vol.6 (3), 2003, págs. 291 – 312; CALVO HERNANDO, Manuel, Periodismo Científico y Divulgación de la Ciencia, ACTA Y CEDRO, Madrid, 2005; HO, Shirley S. / BROSSARD, Dominique / SCHEUFELE, Dietram A., «Effects of Value Predispositions, Mass Media Use, and Knowledge on Public Attitudes Toward Embryonic Stem Cell Research», International Journal of Public Opinion Research, Vol. 20(2), 2008, págs. 171 – 192; NELKIN, Dorothy, Selling Sciences. How the press covers science an technology, Freeman, New York, 1987 (trad. esp.: La ciencia en el escaparate, Fundesco, Madrid, 1990); NISSANI, MOTI, «Ten cheers for interdisciplinarity: The case for interdisciplinary knowledge and research», The Social Science Journal, Vol. 34 (2), 1997, págs. 201-216; NISBET, Matthew C. / GOIDEL, Robert K., «Understanding citizen perceptions of science controversy: bridging the ethnographic survey research divide», Public Understanding of Science, Vol. 16 (4), 2007, págs. 421-440; NISBET, Matthew C. et al., «Knowledge, Reservations, or Promise? A Media Effects Model for Public Perceptions of Science and Technology», Communication Research, Vol. 29 (5), 2002, págs. 584- 608; MINOL, Klaus / SPELSBERG, Gerd / SCHULTE, Elisabeth / MORRIS, Nicholas, «Portals, blogs and co.: the role of the Internet as a medium of science communication», Biotechnology Journal, Vol. 2 (9), 2007, págs. 1129 – 1140; WOLVAARDT, Elmien, «How journalism can hide the truth about science», 05/01/2007 (disponible el 17/07/2008 en: http://www.scidev.net/en/features/howjournalism- can-hide-the-truth-about-science.html).


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